Un año más, aunque en esta ocasión por anticipado, se ha celebrado de forma solemne en la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, la memoria de Santo Tomás de Aquino, que por ser el domingo 28 de enero se ha adelantado al viernes 26 por la tarde. Tras el periodo de exámenes y como inicio de un pequeño paréntesis vacacional para los alumnos, la Facultad se ha vestido de gala para honrar al patrono de los teólogos.
Como siempre, la celebración de la eucaristía presidida por D. Mario Iceta, arzobispo de Burgos, abrió la tarde. En ella, el Gran Canciller de la Facultad animó a la comunidad académica a seguir avanzando en el reto de acercar la sabiduría de Dios a los nuevos contextos y circunstancias culturales, como hizo Santo Tomás y toda la tradición cristiana precedente. Para ello, la virtud de la prudencia es la mejor compañera de camino, ya que dispone el espíritu y la razón para discernir bien los signos de los tiempos y las necesidades del mundo. También D. Mario dio gracias a Dios por la vida y los frutos que la Facultad da a la archidiócesis, y pidió para ella el mismo espíritu que movió la vida del Aquinate.
Posteriormente, en el Aula Magna tuvo lugar el acto académico en forma de conferencia pública, a cargo de D. Xabier Gómez, OP, director del Departamento de Migraciones de la CEE, bajo el título «La sabiduría y la hospitalidad se encuentran». En ella, el dominico se sirvió de la realidad teatral y de algunas obras de literatura contemporánea para ilustrar el contexto cultural y destacar su necesidad de catarsis. Además, planteó la pregunta hecha ya desde las culturas anteriores al cristianismo, ¿quién es el sabio?, y la respondió afirmando que “el verdadero sabio es quien sabe acercarse al otro, reconocerlo y acogerlo”. En el segundo momento de su disertación, destacó el valor de la hospitalidad como realidad de acogida divina no solo en la tradición bíblica, sino en muchas culturas, porque especialmente recibir al peregrino y extranjero significa abrirse a la acción de Dios. Por eso, en un mundo que cada vez tiende más a los muros y al aislamiento, Xabier Gómez insistió en la necesidad de construir pequeños puentes de esperanza, tarea inevitable de todo cristiano y de todo teólogo; si es así, en cada uno se darán cita la verdadera sabiduría y la generosa hospitalidad capaces de transformar el teatro del mundo.
Finalmente, el ponente elogió el camino abierto por la archidiócesis de Burgos, ya que desde la asamblea diocesana y el nuevo plan pastoral se ha propuesto generar familias, comunidades y parroquias que acojan y acompañen a personas migrantes y refugiadas (nº 283); además de su felicitación, reconoció que espera con ilusión los frutos de este proyecto que se está poniendo en marcha y que está abriendo nuevos horizontes en la iglesia de España.